Arquitectura. Ruralización. Feudalismo. Iglesia. Moros y vikingos. Ciudades medievales. Muralla. Calles. Mercado. Plaza
ANTECEDENTES DE LA EDAD MEDIA
EL DESMEMBRAMIENTO DEL IMPERIO ROMANO
Durante el siglo III d. de c. el imperio romano llegó a ser demasiado vasto, burocrático y complejo para ser gobernado centralmente en forma eficiente.
Las razones de la caída del imperio han sido explicadas por los historiadores con diversos argumentos:
- Las invasiones de los bárbaros venidos desde el oriente y el norte, determinadas por la imposibilidad de estos pueblos de sustentar una población creciente en sus lugares de origen.
- La desorganización política y administrativa creciente del imperio, producto de la descomposición moral y social.
- El deterioro de la situación económica general del imperio, determinado por el aumento de los impuestos necesarios para compensar el déficit de la balanza de pagos con el oriente.
- La perdida dinámica del proceso conquistador y romanizador.
La primera manifestación del desmembramiento se dio cuando Dioclesiano intentó una división en cuatro partes, norte, sur, oriente, occidente, y la definitiva, cuando Constantino, en 324 fundo una nueva capital para el imperio en Bizancio, lo que termino por dividir el imperio en oriente y occidente con Constantinopla y Roma como capitales respectivamente. El imperio de oriente prosperó hasta que fue tomado por los turcos en 1453; mientras que el i. de occidente sufrió una caída gradual que tomó los siglos V y VI los que corresponden a las invasiones de los bárbaros.
Como una buena parte de las regiones fundadas por Roma tenían cierta independencia económica de las decisiones centrales, soportaron el embate bárbaro de mejor forma que Roma y sus vecinas.
El fundamento de las economías locales continuó siendo la agricultura y la organización eclesiástica de la iglesia, basada en las circunscripciones administrativas del imperio, haciendo corresponder cada diócesis con una cívitas manteniendo cierta correspondencia con el antiguo sistema de lugares poblados. De este modo la palabra cívitas tomó el significado de ciudad episcopal. Las más desarrolladas de las ciudades romanas que prevalecieron conservaron sus funciones comerciales y se constituyeron más adelante, en centros del comercio interregional.
LA EVOLUCION DE LA CIUDAD DURANTE LA EDAD MEDIA
LA RURALIZACION DURANTE LA TEMPRANA EDAD MEDIA
La relativa unidad económica del imperio desmembrado fue posible, mientras el mediterráneo continuó abierto al comercio, hacia el interior de Europa, en cambio, la desorganización económica y urbana fue mucho mayor.
A partir del siglo VII la conexión y el comercio por el mar quedó limitada y luego bloqueada, por la rápida expansión del Islam. Esta combinación de circunstancias fue, más que la sola invasión de los bárbaros, la que determino la lenta descomposición de la organización de los territorios romanos.
Una nueva invasión de pueblos navegantes, los vikingos, que amenazaron las costas del mar del norte e Inglaterra, cortó sensiblemente los restos de comercio marítimo.
La consecuencia inmediata de esa descomposición, fue el decrecimiento y desaparición de una parte de las ciudades fundadas por Roma, cuya población, muy disminuida, se diseminó por el área rural dejando de estar agrupadas, esta situación es de mayor importancia para comprender el fenómeno del feudalismo durante la edad media y verdaderamente esencial para entender el sentido del proceso urbano desarrollado en este prolongado periodo.
El comienzo de la edad media europea se caracterizó, entonces, por la vuelta de una proporción importante de la población a los niveles más rudimentarios de una sociedad agraria. Este fenómeno tuvo:
- Expresión física: ocupación intensa del espacio geográfico con población dispersa
- Consecuencia política: cambio de la base del poder- Resultado económico: reemplazo del modelo de producción excedentaria que había caracterizado a Roma, por un tipo de producción de subsistencia.
La iglesia cristiana fue uno de los pocos, sino el único nexo que mantuvo la unidad de los antiguos territorios romanos ante el vacío dejado por la desaparición del antiguo poder.
EL FEUDALISMO
El régimen señorial se instauró en toda Europa a partir del siglo V o VI se sostuvo, primero sobre una base fundamentalmente agraria y luego, sobre el renaciente sistema de ciudades, dando nacimiento al feudalismo, que se desarrolló como la nueva forma de organización del territorio, sin embargo, los reinos romanizados se dividieron, tras un periodo de vacíos de poder y luchas a nivel local, en unidades mas o menos independientes, en los que la autoridad del rey estuvo sostenida por el poder militar de la nobleza que a su vez, se sustentó en la extensión, riqueza y población de dominios habitados por campesinos, que podían ser reclutados para la guerra.
En la cúspide del poder del sistema el rey, dueño simbólico del territorio, concedía la propiedad a las aristocracias guerreras, estructurando así la pirámide de su poder. En la base del sistema, entre los campesinos, predominaba la economía domestica con una producción destinada al consumo propio. En el medio se ubican los señores feudales en el echo los propietarios de la tierra, gobernando con poderes absolutos y sometiendo a la población campesina a una servidumbre completa de vida y haciendas, a cambio de una protección que consistía mas que en una política de bien publico, en una dirección organizativa del conjunto.
El carácter fundamentalmente agrario de la sociedad feudal humanizó el paisaje, con una ocupación más extensiva del territorio. Este cambio constituyó una variación importante respecto de la situación anterior, en la que la actividad humana se había centrado sensiblemente alrededor de las ciudades donde era fácil de controlar política, económica y militarmente.
EL PAPEL DE LA IGLESIA
Un elemento importante de considerar cuando se analiza la ruralización sufrida por la población europea después de la caída de roma, es el rol que juega en la organización del territorio la iglesia cristiana básicamente la católica.
El desarrollo de ordenes religiosos de vida monástica fue avanzando por todo el territorio europeo, en la medida que se desplomaban las ciudades, llegando a constituir los monasterios y conventos, verdaderas islas, enclaves de civilización, que no solo dieron origen a nuevas ciudades sino que, durante el periodo más obscuro de la edad media cumplieron la función de archivos del saber.
El monaterio constituía, en realidad, una nueva especie de polis, donde las personas que pensaban de una misma manera no solo se reunían en ceremonias ocasionales sino para habitar permanentemente. La colonia monástica pasó a ser una verdadera ciudadela, fue allí, también donde se estableció el valor práctico de la moderación, el orden, la regularidad, la honradez y la disciplina, antes de que estas cualidades se transmitieran a la ciudad medieval en forma de invenciones: el reloj, el libro de contabilidad, etc.
En la practica la iglesia fue desarrollando un control paulatino y creciente sobre:
- El poder político, por la influencia creciente de los pensadores cristianos y la curia, en la medida en que aquellos desarrollaban la teología, y estos, ejercieron el poder espiritual sobre las personas por la fe y el temor a dios.
- El saber, en la medida en que en torno a la iglesia se desarrollaron las universidades que, comentaron, difundieron y ampliaron el contenido de los libros.
LAS INVACIONES DE MOROS Y VIKINGIOS
La temprana edad media se extendió entre los siglos VI y IX, siendo un periodo de grandes ajustes políticos, sociales y económicos. Calificado como románico cuando se habla de arquitectura, es un periodo en que la influencia romanizadora es aun perceptible. Sin embargo, entre fines de los siglos VIII y X Europa sufrió dos impactos que tuvieron grandes consecuencias: por el norte las invasiones vikingas y por el sur la acometida de los Arabes. Que empeoraron la situación económica de extensas zonas y determinaron grandes cambios en la estructura del poder, pero tuvieron una gran influencia en el desarrollo de las ciudades: estas se convirtieron en el refugio y baluarte de las poblaciones rurales y debieron modificar sus estructuras sociales, productivas y políticas. El aislamiento que había garantizado seguridad al desmembrarse el imperio, ya no constituyó una garantía y las poblaciones se agruparon para conseguir esa seguridad.
Las ciudades fortalecidas por la acumulación de población, encabezaron el contraataque contra los vikingos en el norte y centro de Europa y contra los moros en España, de manera que la lucha contra el enemigo significó establecer, consolidar y fortificar ciudades. Este fenómeno es particularmente sensible en la península ibérica, donde la acción de reconquista contra los Arabes estuvo jalonada de fundaciones, remodelaciones y ampliaciones de ciudades, circunstancia que explica el método de conquista fundamentalmente urbano aplicado por España en América.
EL DESPERTAR DE LA CIUDAD DURANTE LA ALTA EDAD MEDIA
Las necesidades de la defensa contra las amenazas de mundo exterior llevaron al mundo medieval europeo a desarrollar economías de mayor dinámica, mejores líneas de comunicación, rutas comerciales más seguras, centros de abastecimiento alternativos, actividades de producción de elementos militares y civiles, nuevas formas de artesanía, nuevos métodos más eficientes de trabajo, etc. Situaciones que redundaron en una mayor dinámica y complejidad urbanas, en un aumento de la población de las ciudades y de su centralizada respecto del territorio. Coopero a esta “vivificación” de lo urbano, la evolución de la situación política general, en la que las estructuras de poder de los reinos comenzaban a constituir territorios unitarios claramente definidos por fronteras, encontraron en las ciudades mejores puntos de apoyo que en las poblaciones dispersas.
La cuidad de la alta edad media, sin embargo, no apareció sino hasta el siglo XI y no se desarrollo propiamente sino hasta los siglos XII y XIII.SE genero como contra parte de la sociedad feudal agraria por el desarrollo de grupos específicos de comerciantes y artesanos.
El desenvolvimiento del comercio y la industria tuvo como consecuencia el cambio de la composición de la sociedad medieval, apareció una nueva categoría de persona entre el siervo sometido y el señor feudal: fue el ciudadano o burgués que no solo se dedicaba al comercio o la producción, sino que prestaba organizaba y desarrollaba la serie de servicios que estas actividades demandaban para mejor funcionar, armadores de bancos, alarifes, cuidadores de caballos, albañiles, etc. fueron apareciendo hasta constituir una abigarrada serie de oficios y profesiones estrictamente urbanos que hacen a una ciudad.
Las ciudades comenzaron a atraer cada vez a un numero mayor de personas del medio rural, en la medida en que no solo ofrecieron seguridad y trabajo, sino una liberación de la servidumbre del campo.
El desarrollo de la burguesía urbana significó un conflicto con el orden feudal, que, sin embargo, no tuvo una connotación política, consistió simplemente en una búsqueda de un nuevo estado de equilibrio que permitiese las franquicias necesarias, estado se alcanzo rápidamente cuando la aristocracia percibió que los beneficios del nuevo sistema podían ser superiores a los del antiguo.
La ciudad medieval constituyó un área de libertades en medio del mundo rural, siendo percibida como un lugar más democrático y liberal que este. Al mismo tiempo fueron cayendo poco apoco en desuso los derechos señoriales siendo sustituido por tributos pagados por los ciudadanos por el goce de servicios comunitarios, servicios de gobierno y servicios de defensa.
Paralelamente a este fenómeno de desarrollo de libertades urbanas y de constitución de derechos y obligaciones ciudadanas, se fue dando su sanción jurídica por medio del establecimiento de franquicias, fueros, cartas pueblas, etc. Y por la constitución de instituciones de bien público, capaces de administrar los bienes entendidos como de comunidad, estos constituidos por calles, plazas, murallas, edificios públicos, etc. se había constituido por la suma de cesiones de partes de la propiedad personal que los privados habían venido haciendo, justamente para permitirse el goce de esta propiedad. Este es el origen de los vienes comunes de uso publico y los sistemas de contribuciones voluntarias para atender a su mejoramiento y manutención y a las obras comunitarias excepcionales. En la medida que estas contribuciones se sistematizaron, se hicieron regulares y orientaron al bien común futuro la ciudad llego a alcanzar una personería que le fue propia y permanente, que comenzó a ser percibida como independiente de los ciudadanos de un determinado tiempo y se constituye en un carácter nuevo de lo urbano. Apareció así el concepto de comuna.
El desarrollo de las ciudades y de los derechos de los ciudadanos trajo consigo, además. De una serie de cambios en el concepto de ley que se había tenido durante el régimen feudal. No se trataba ya de un conjunto de obligaciones personales con el señor feudal, sino de una serie de normas generales de común aplicación, más severas y especificas por la necesidad de mantener una disciplina más estricta tanto dentro de la ciudad y un orden dentro de la vida diaria más regular.
Como se ve, se volvía al concepto de ley que había existido durante el imperio romano, pero esta ley lejos de emanar de un poder central o ser impuesta por él a las ciudades, se originaba en el ejercicio de libertades, emanaba de la praxis y tenía por objeto la independencia de acción.
En algunos lugares la urbanización fue fomentada por las aristocracias locales que cobraron por el uso de la tierra bien localizada a los comerciantes, por el uso de caminos bien tenidos a los viajeros y por la seguridad y colocación de su producción a los industriales y artesanos, dando lugar a la constitución de alianzas donde la nobleza llego a ocupar el lugar de una corporación mas en el conjunto social. En otros lugares en cambio, la urbanización fue resistida por los caballeros, dando lugar a las alianzas entre el pueblo y el poder del rey, siempre interesado en evitar un crecimiento peligroso del poder de l nobleza. Estas diferencias dieron lugar a los distintos matices de municipio o concepto de la administración del bien común que se encuentran en Europa.
Las nuevas circunstancias generadas determinaron un resurgimiento activo del comercio, que fue posible por la generación de excedentes agrícolas producto de mejoras introducidas en los cultivos, del crecimiento poblacional determinado por una relativa mayor abundancia y de la introducción de una serie de técnicas y descubrimientos traídos desde oriente, aportados por las cruzadas.
En este cambio cualitativo fueron determinantes los nuevos métodos de labranza, el abono de los campos y el riego agrícola, que permitieron ampliar la superficie arable en todo Europa. Como consecuencia, la población agraria paso rápidamente d un nivel de subsistencia a uno de producción expedientaría por el solo hecho desistir un incentivo comercial, produciéndose un cambio en su base económica, los campesinos dejaron de producir todo lo que necesitaban para producir solo aquello en lo que eran mas eficientes, pasando a comprar en la ciudad con el dinero producto de la venta de sus excedentes, los productos artesanales e industriales que ya no confeccionaban. Esto echo a andar la maquina del progreso y produjo, en un fenómeno muy interactivo, el desarrollo de las ciudades y del campo. En un par de siglos la población europea creció hasta niveles que fueron comparables con los del siglo XIX y a pesar del terrible embate de la peste negra sobre la población de las ciudades no perdió su dinámica
La realidad urbana medieval se visualiza mejor en un esquema que muestra en un eje temporal, los momentos que se pueden distinguir en la evolución de la ciudad medieval, en relación con los hechos históricos más importantes.
LAS CIUDADES MEDIEVALES
Clasificadas en base a sus orígenes podemos decir que existen cinco grandes categorías de ciudades en la Europa medieval, tres de ellas corresponden ciudades de crecimiento orgánico:
- Ciudades de origen romano; comprende a la vez a aquellas que pudieron conservar su estatus a lo largo de la alta edad media, aun cuando se redujeron considerablemente en tamaño, y a las que fueron abandonadas, después de la caída del imperio, pero que se establecieron de nuevo en sus emplazamientos originales.
- Burgos construidos como bases militares fortificadas y que más tarde fueron adquiriendo funciones comerciales.
Las restantes categorías corresponden a ciudades nuevas que fueron establecidas oficialmente en un momento dado, con completo estatus urbano, basadas o no en un plan predeterminado:
- Ciudades bastide, fundadas en Francia, Inglaterra y Gales.- Ciudades de nueva planta fundadas en toda Europa en general
Esta clasificación se ajusta en grandes rasgos a un orden cronológico..
LA FORMA URBANA MEDIEVAL
Cualesquiera que fueran sus orígenes, las ciudades medievales de los cinco grupos enumerados al principio tienen contextos sociales, económicos y políticos similares en la mayor parte de los países europeos. Son también parecidas en lo que respecta a la mayoría de los detalles visuales: la misma clase de edificios vernáculos locales cubre tanto la retícula formal de las nuevas ciudades planeadas, como los trazados informales e incontrolados de las no planteadas de la misma época. Las partes que componen la ciudad medieval normalmente son la muralla, con sus torres y puertas, las calles y espacios afines destinados ala circulación, el mercado, alojado a veces en el interior de un edificio y dotado de otros establecimientos comerciales, la iglesia, que, en general se alza en su propio espacio urbano, y la gran masa de edificios de la ciudad y los espacios destinados a jardines privados conexos a aquellos.
LA MURRALLA
Se puede establecer un mínimo de distinción categórica entre las defensas de las ciudades inglesas y las de Europa continental. En Inglaterra desde el punto de vista militar, la importancia de las murallas se redujo enormemente a causa del estado de paz que reinaba en la isla, en consecuencia estas sirvieron principalmente de barreras aduaneras, protegiendo los intereses comerciales de los ciudadanos. Sin embargo, en el resto de Europa, la muralla retuvo su función militar primaria, además de su uso como barrera de portazgo.
LAS CALLES
Todas las ciudades medievales disponían de un espacio, si no de varios, donde se tenía lugar el mercado, en consecuencia, las principales vías publicas que unían el centro con las puertas de la ciudad, aunque con frecuencia eran poco mas que estrechos e irregulares callejones en las ciudades de crecimiento orgánico, constituían extensiones lineales del mercado como rutas de comunicación, y la noción de una red de trafico se hallaba tan ausente como la noción de trafico rodado permanente. La fachada que se abría a la calle tenia, por lo tanto, un notable valor comercial, especialmente en las inmediaciones de las puertas y del mercado, y su desarrollo en forma continua fue lo normal. Mas adelante también se convirtió en un echo usual el que se formaran estrechos pasajes que, partiendo de las calles, daban acceso a calles menores y permitían el desarrollo de jardines traseros como patios.
Los desplazamientos en las ciudades medievales se efectuaban generalmente a pie y el transporte de mercadería se realizaba mediante animales de carga.
A lo largo de oda la edad media se manifiesta la tendencia de los edificios a invadir cada vez mas las calles (e incluso los puentes) y los espacios públicos abiertos. Los intentos de regularización gradual fueron poco afortunados. Los pisos superiores fueron aumentando sus vuelos sobre las calles hasta el extremo de poder estrechar la mano al vecino de enfrente.
Existe un estero tipo de ciudad medieval con calles estrechas entre edificaciones regulares, donde la situación usual era de superpoblación y desorden, situación pintoresca, pero insalubre, donde el espacio privado al aire libre es limitado, con excepción de los espacios de la iglesia y el mercado, y que la urbanización tenia densidad uniforme en todas partes de la ciudad. La verdad es que la ciudad medieval se hallaba más próxima a una actual aldea o población rural que a una abarrotada aglomeración urbana comercial.
EL MERCADO
La comercialización de productos, la razón de ser de la ciudad medieval, tenia lugar de varios modos fundamentales. Dos tipos son comunes tanto a las ciudades de crecimiento orgánico como a las planeadas; el primero, aquel en que el mercado ocupa una plaza destinada a este único fin, situada normalmente en el centro urbano o en sus inmediaciones; el segundo, en que aquel se sitúa en el ensanchamiento de la calle principal. Para las ciudades de crecimiento orgánico se plantea otro tipo de mercado además de los anteriores: las plazas en la puerta de entrada a la ciudad.
En las poblaciones planeadas cuyo trazado se basa en una estructura de retícula regular, la plaza del mercado es el tipo mas frecuente. En este caso su forma regular es la de un hueco en la retícula, rodeado por calles en sus cuatro lados. En la Europa continental era usual que los edificios que rodeaban la plaza tuvieran la misma altura, y estuvieran unidos en planta baja mediante soportales bajo los cuales las calles se prolongaban frecuentemente a lo largo de la plaza. Es característico que la mayoría de las plazas tengan mercados cubiertos, a veces en dos plantas, pero, en cambio, son raros los ejemplos en que la iglesia da frente a la plaza del mercado. La calle del mercado se incorporaba con mucha menos frecuencia en las ciudades planeadas, y nunca en las bastides.
En las poblaciones de crecimiento sin planeamiento, la plaza y la calle del mercado desafían cualquier descripción precisa: no había dos trazados iguales, cada una poseía su propio carácter espacial distinto. En las ciudades que han evolucionado en forma natural a partir de antiguas aldeas, puestos de comercio, etc. La vía publica principal se convierte automáticamente en el emplazamiento del mercado, ya que el trafico es el elemento vital en el crecimiento de la ciudad. El área inmediata a la parte interna de la puerta de la ciudad, era otro lugar lógico para el desarrollo de actividades comerciales. Este ultimo tipo de mercado, no obstante, raramente llego a ser el más importante en la ciudad.
LA PLAZA DE LA IGLESIA
El espacio situado ante la iglesia, el pavis medieval, no debe confundirse con aquella parte del cementerio contiguo a la iglesia. Era el pavis donde los fieles se reunían antes y después del oficio divino, donde se escuchaban los ocasionales sermones al aire libre, donde venían a pasar las procesiones. Era en ese lugar contiguo a la fachada occidental de la iglesia, donde la gente de fuera d la ciudad dejaba sus caballos, por lo cual pronto se construyeron establos de vario tipos. El pavis obligaba a que las iglesias estuvieran situadas dentro de su propio espacio. Como lindaba frecuentemente con la plaza del mercado, la existencia de un núcleo bipartito es una característica típica de las ciudades medievales, tanto de las planeadas como de las no planeadas.
CONCLUSION Y CRITICA
Al caer el imperio romano, que mantenía un cierto orden de vida donde cada individuo tenia un rol definido dentro de la sociedad, el hombre se vio indefenso frente al medio, la población ya disminuida de las ciudades del imperio se vio obligada a dispersarse en busca de una nueva forma de vida que le devolviera la seguridad perdida.
La perdida de la fe de la población en las deidades y religiones paganas, hasta entonces poderosas, envista de su fracaso en detener las calamidades e invasiones, da fuerza al cristianismo, una religión al fin y al cabo una religión esperanzadora y de salvación, iglesia que hábilmente mezcla paganismo y cristianismo, la evidencia de esto se advierte hasta hoy en la costumbre cristiana de un culto a las imágenes con fuerte sentido local.
En términos ontológicos, la caída del imperio provoco, la perdida de la noción de integridad y totalidad de la cultura romana, con la consiguiente reducción de la noción del mundo a poco mas de lo que veían los ojos, se pierde el concepto de universo sistemático y ordenado.
De este modo la iglesia devuelve ese orden, en consecuencia las ciudades episcopales, los monasterios y los conventos fueron elementos esenciales la vida urbana, formando la base del sistema de relaciones comerciales dando poco a poco origen al resurgimiento del urbanismo como forma de vida.
La sociedad se vuelve, en esta época, polarizada y extremista, en que la población civil dispersa pasa a depender de quien pueda darle protección, quedando condenada ala servidumbre, donde el poder lo tienen los que resultaran mejor parados luego de la caída del imperio y el clero constituye el único ente estable.
Mas tarde, en la ciudad el hombre encontró en los asentamientos urbanos una respuesta a sus necesidades: protección, abastecimiento y en especial libertad, vivir en la ciudad o comerciar en ella significaba independencia y autonomía, arrancar de la servidumbre y del abuso del señor feudal.
Con respecto a la forma urbana medieval es importante preguntarse como se veía el urbanismo, hasta que punto era importante para el hombre conseguir el orden y la belleza. Según Zucker, “exceptuando las relativamente escasas ciudades planificadas, la estructuración de la ciudad como tal no era ni comprendida ni deseada por los constructores” lo que no significa que no hubiera preocupación alguna por la organización espacial o la estética, pues los pueblos se unían para tomar decisiones colectivas como ensanche de calles, mantenimiento o ampliación de murallas, etc. sin embargo, la preocupación por la estética se presento mas en Italia que en el resto del continente “en el siglo XIII, bolonia tenia contratados una serie de arquitectos cuya misión consistía en supervisar todas las obras y edificios públicos” podría considerarse esto como un presagio del renacimiento, donde se desarrollarían los siglos de urbanismo mas ordenadamente desarrollado.
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